EUROPA
PRESS
8 noviembre
2016
Las dietas proteicas están de moda. Las dietas hiperproteicas
están siendo empleadas por ciertos profesionales sanitarios como herramienta de
ayuda al control del peso en pacientes obesos o con diabetes tipo II, por
ejemplo. Sin embargo, a pesar de que sus efectos adversos no están altamente
contrastados, dichas dietas podrían favorecer un peor perfil renal.
Además,
dichas dietas producen un acusado efecto rebote tras su cese, por lo que tras
su abandono, las ganancias de peso serán incluso mayores que al inicio de la
dieta. No obstante, lo cierto es que causan pérdida de peso, y conocer el
mecanismo por el que esto se produce podría llevar al desarrollo de fármacos y
dietas que aborden la creciente epidemia de obesidad.
Un
producto final común de la proteína digerida -fenilalanina-- desencadena
hormonas que hacen que los roedores se sientan menos hambrientos y lleva a la
pérdida de peso, según concluye un nuevo estudio presentado en la Conferencia
Anual de la Sociedad británica de Endocrinología que se celebra en Brighton,
Reino Unido.
Las
hormonas impulsan nuestro apetito diciéndonos cuándo tenemos hambre y cuándo
estamos llenos. La grelina es una hormona que nos
indica cuándo tenemos hambre, mientras niveles altos de la hormona GLP-1 nos
dicen cuándo hemos tenido suficiente comida y que dejemos de comer. Entender
los mecanismos por los cuales las hormonas afectan nuestros patrones de
alimentación puede ayudar a identificar nuevas formas de tratar o prevenir la
obesidad.
Estudios
anteriores han demostrado que las dietas ricas en proteínas fomentan la pérdida
de peso haciendo que las personas se sientan más llenas, aunque estas dietas
son difíciles de seguir y los mecanismos por los que esto sucede se desconocen.
En este
trabajo, los investigadores Mariana Norton y Amin Alamshah,
del Imperial College de Londres, en Reino Unido,
realizaron una serie de experimentos en ratones y ratas. En el primer
experimento, dieron a diez ratas y ratones una dosis única de fenilalanina, un
producto químico producido en el intestino cuando el cuerpo descompone
alimentos ricos en proteínas, como carne, pescado, leche y huevos.
En el
segundo experimento, ratones obesos inducidos por la dieta, que se usan
típicamente como modelo de obesidad humana, recibieron fenilalanina
repetidamente durante siete días. Ambos experimentos compararon sus resultados
con el mismo número de roedores que no recibieron fenilalanina.
Una dosis de fenilalanina reduce la ingesta
de alimentos
Los
investigadores encontraron que una dosis única de fenilalanina redujo la
ingesta de alimentos, aumentó los niveles de GLP-1 y disminuyó los niveles de grelina, además de que la administración repetida causó
pérdida de peso en los ratones obesos. Los científicos también observaron que
las ratas se movían más, lo que podría animarles a perder peso.
Para
entender los mecanismos por los cuales la fenilalanina podría estar estimulando
estas hormonas, los investigadores llevaron a cabo un experimento final
estudiando las células intestinales en una placa de Petri.
Así, detectaron que la fenilalanina interactuó con un receptor llamado receptor
de detección de calcio (CaSR) y que fue CaSR la que incrementó los niveles de GLP-1 y disminuyó el
apetito.
"Nuestro
trabajo es el primero en demostrar que la activación de CaSR
puede suprimir el apetito", afirma la autora principal del estudio,
Mariana Norton. "La investigación destaca el uso potencial de fenilalanina
u otras moléculas que estimulan CaSR --como fármacos
o componentes de los alimentos-- para prevenir o tratar la obesidad",
añade.
Según la
doctora Norton, los mecanismos precisos por los cuales la fenilalanina suprime
el apetito y el peso corporal todavía necesita determinarse y es probable que
haya mecanismos adicionales que también estén implicados en los efectos
beneficiosos de una dieta rica en proteínas. Los próximos pasos serán
establecer si la fenilalanina puede producir los mismos efectos en seres
humanos que en ratones y confirmar más la importancia de CaSR
en la respuesta a los alimentos ricos en proteínas.
Cuántas proteínas tenemos que comer
En
general, las proteínas de mayor valor biológico son las procedentes de los
productos animales, como carnes, pescados, huevos o lácteos. Las proteínas
deberían aportar aproximadamente del 8 al 15% de las calorías totales ingeridas
por la persona, aunque los individuos que desarrollan ejercicio de forma
regular requieren una mayor ingesta proteica que aquellos que son sedentarios.
La proteína
es el macronutriente más saciante, por lo que los
suplementos de proteínas pueden dar lugar a ingestas subóptimas de los
alimentos ricos en almidón, los cuales son esenciales para el rendimiento y la
salud a largo plazo. Esta descompensación de la dieta en detrimento de un menor
aporte de hidratos de carbono puede venir asociada también a un aporte
insuficiente de alcalinos derivados de frutas y verduras, que neutralizarían el
poder acidogénico de la proteína.
Asimismo,
hay que tener en cuenta que, a pesar de que sus efectos adversos no están
altamente contrastados, dichas dietas podrían favorecer un peor perfil renal.